El tiempo va pasando...hace siete años,
deambulada por casa preparada y nerviosa,
quedaban una horas... para un día que no olvidaré.
Todos los años lo recuerdo con alegría.
La alegría de haber podido compartirlo con personas que ya no están.
La alegría de la declaración más universal de amor.
En la alegría y en la tristeza,
en la salud y en la enfermedad,
en España y fuera de ella,
hasta que la maleta nos reviente
y el proyecto nos devuelva.
El lanzamiento de arroz, la explosión de la felicidad
y la competencia de los amigos con sus paquetes en mano
Carlos y yo nos casamos años después de convivencia.
Ya nos sentíamos parte del otro, pero nos gustaba la idea
de compartir el amor y celebrarlo con los demás.
El ya era mi noche y mi día, ya me sacaba una sonrisa, ya lloraba conmigo.
Ya conocía mis defectos y me quería con ellos.
Ya me acompañaba en mis logros y sabía mis limitaciones
ya me empujaba a subir en la dificultad y nunca me dejaba sola.
Ya era, es, y será el mejor regalo de esta vida.
Estas son fotos de la gente que compartió con nosotros ese día,
esas que consiguen captar los mejores momentos,
esas a las que le tenemos el mayor cariño. Gracias chicos!!!
A vosotros os dedico este recuerdo, porque la Eva que soy,
es la suma de las cosas del ayer y del hoy ,
porque vosotros formáis parte de mi ahora y de mi yo,
de mi evolución y de mi esencia.
Gracias por ayudarme a crecer y sobre todo por estar ahí.
Ahora sé que los continentes son solo cosa física
porque el amor y la amistad no tiene fronteras.
de mi evolución y de mi esencia.
Gracias por ayudarme a crecer y sobre todo por estar ahí.
Ahora sé que los continentes son solo cosa física
porque el amor y la amistad no tiene fronteras.
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